Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el oído humano pude tolerar 55 decibeles sin ningún daño a su salud. Y dependiendo del tiempo de exposición, ruidos mayores a los 60 decibeles pueden provocarnos malestares físicos. Si tomamos esto en cuenta, que el sistema de audio de nuestro auto sobrepase este límite no nos beneficia en nada, sólo nos perjudica, a menos de que vayamos a participar en alguno de los concursos donde el audio deba sobrepasar los 156 decibeles para ser el ganador.