Este modesto todoterreno fue el preferido de Carol Wojtyla para sus paseos en el Vaticano y al mismo tiempo el terror de sus guardias de seguridad debido a su ausencia de blindaje. Este temor estaba bien fundamentado, ya que en este vehículo, el Papa sufrió el famoso atentado el 13 de mayo de 1981 en la Plaza San Pedro. A partir de entonces, todos los Papamóviles fueron blindados, aunque en algunas oportunidades volvió a ser usado por Juan Pablo II en la Plaza de San Pedro.