Esta rareza de General Motors hizo su aparición en la cuarta película de la saga, como vehículo elegido por Dominic Toretto para llevar adelante un asalto a un “tren de carretera” (un camión con varios acoplados). Adelantar a estas moles ruteras no es un mayor problema para el Buick, ya que cuenta con un V6 de 3.8L sobrealimentado por un turbo Garret T-3 que le proporciona 276 CV y 488 Nm. Desarrollado junto a McLaren/ASC, el Buick Grand National GNX fué uno de los últimos exponentes de los muscle cars de la vieja escuela, otorgándole un poco de diversión a la meseta creativa que sufría la industria norteamericana en los 80.